Andadura es un camino, un inicio o una continuación. Es un camino que se recorre hacia el interior de uno mismo.
Como reflejo de ello las ramas, palos y brotes son los protagonistas. En los árboles, son los ejes que conectan todo, creando armonía y coherencia. Es la conexión entre las raíces y la floración. Es aquello a lo que, en ocasiones, prestamos poca atención. Nos llena los sentidos y nos desborda lo grandioso, como las flores o las hojas, pero, ¿qué sostiene todo ello? Y ahí se encuentra la esencia, en esas ramas y palos donde todo sucede. Tienen la magia de un latir tranquilo y sosegado. Es la coherencia que hace que todo conecte. Hace un recorrido por todo su ser, sosteniendo, ampliando y expresando su esencia.
Por ello es un camino de vuelta, es una andadura hacia nuestra esencia, hacia esa conexión con nosotros mismos y nuestro propio latir. Ese que nos hace estar presentes y sintiendo cada poro de nuestra piel y de nuestro ser. Un viaje de vuelta para sostener, ampliar, compartir y florecer con el que conocernos a nosotros mismos desde la naturaleza, tan conectada y semejante a nosotros mismos.